- Me voy ya nena, recuerda que hay que llevar al perro a vacunar.
- Buenos días ¡Un buenos días por lo menos! Vale, ya lo haré yo, como todo últimamente. ¿No me das un beso?
- Ya no vuelvo, que voy tarde, nos vemos esta noche.
-¡Julio! –Grito Alicia- ¿Hoy no vienes a comer? Pero ya no obtuve respuesta.
Alicia se abrazó a la almohada, no pude resistir sus ganas de llorar. Le asustaba pensar que su relación ya no era la misma que hacía unos años, cuando ella y Julio se habían ido a vivir juntos, entonces todo eran risas, pasión, confianza y mucha comunicación.
Recordó cuando dormían abrazados y ella se estremecía al sentir cerca su aliento. Cuando hacían el amor a veces de forma dulce, a veces de forma lujuriosa y siempre era maravilloso. Cuando superaban problemas dándole siempre un toque de humor...
Y se preguntaba si eran más felices ahora por tener una casa más grande, coches buenos, poder permitirse algunos lujos… y se dio cuenta de que no, y de que las energías que habían gastado en conseguir todo aquello, se las habían restado a mimar su relación, a compartir sus ratos libres, a ser tan felices como cuando no tenían tanto y vivían de forma más humilde, pero indudablemente más plena.
Alicia notó de repente un gran peso encima de ella, era el perro, que le hizo salir de su letargo. Tenía que sacarlo a la calle y darle de comer si no quería que se enfadase y le diese por morder todo lo que encontrase a su paso.
Decidió que quizás debería sentarse tranquilamente con Julio y hablar de esta situación, siempre pensó que ella no permitiría que su relación se volviese monótona y tediosa, y tristemente le había pasado, así que esa noche lo haría. O le daban una solución o se acabó.
- ¡Hola cariño! –dijo Julio al entrar al piso. Fue hacia ella y le dio un dulce y suave beso.
- Estoy cansado, no veas que montón de trabajo, apenas tuve tiempo de comer, voy a cerrar un negocio que nos dará bastante dinero. Y he pensado que podríamos encender la chimenea y tomar algo de vino, nos relajamos y te lo cuento.
Ella sorprendida porque hacía tiempo que no compartía un momento tranquilo con él, debido a sus ajetreadas vidas, pensó, "bueno, tampoco nos va tan mal, me quiere, y me lo demuestra a veces. No creo que tenga que ser tan exigente, pobre, él trabaja tanto, debería prestarle más atención".
Después de esta reflexión, se dio cuenta de que eso era conformismo puro y duro. Y de que no era capaz de enfrentar su realidad, estaba prefiriendo su seguridad y su estabilidad económica a tener una relación que realmente la llenara.
Estaba empezando a volver a sentirse extraña, como por la mañana, así que pensó, "bueno, creo que esto se llama conformismo, pero solo por hoy, de mañana no pasa que lo hablemos, hoy voy a decir lo que dijo Scarlett -Hoy estoy muy cansada de pensar, ya mañana lo pensaré-".
- Julio cariño, ponte con la chimenea que voy a por el vino y las copas...
- Julio cariño, ponte con la chimenea que voy a por el vino y las copas...